Pensando el saber y la educación
Las palabras, ¿qué son?, muchas cosas son, son verdades y son mentiras, la más de las veces son máscaras y juegos (juegos de palabras) con las palabras se juegan juegos, a esos juegos se les pone nombre, las palabras son académicas, son poéticas, son prosaicas, son vulgares…pobres palabras, pobre escritura, presa en el mundo de las apariencias…
Hoy quiero liberar palabras desde mi mente, mi boca
y mis dedos (que escriben) hoy quiero escribir palabras más allá de las
márgenes, hoy quiero que las palabras me digan y digan, en primera persona, y
sin citar a nadie que haya dicho antes que yo, por lo menos ninguno de esos que
hay que citar para que las palabras sean consideradas “académicas” o
publicables, o rigurosas.
La verdad considero absurdo que en el juego de las
academias y los “centros educativos” las palabras y los pensamientos solo sean
valoradas porque las dijo alguien que se supone tiene más neuronas que uno o
más prestigio, como si pensar y decir usando el yo, que no es más que hacerse
responsable por el pensar y el hacer propio, fuera un acto de insubordinación
total a una estructura invisible…es tan estricto el apego a este orden y tan
censurado salirse de éste, que no hay sino que leer los textos de los supuestos
cuestionadores del mundo educativo y académico, son verdaderos ladrillos, que
risa leer a los “sabios” de la contracultura, la contra escuela, la contra …lo
que sea…todos ellos se suponen son los héroes encargados de tumbar el orden de
la estructura, o del sistema, o del control o de lo que se llame como se llame,
sin embargo, saben bien que deben citar en APA, porque ya Icontec no es muy
usada para artículos…y son profundamente felices cuando van a ser publicados en
una revista indexada….
No es una crítica, ¿quién soy yo para cuestionar la
contradicción humana? No crítico, me causa risa y no es una risa de
burla, es verdadero humor, si se quiere triste de ver cómo están de bien
elaboradas las cárceles abstractas que nos hemos creado, elaboradas
y a la vez tontas, si, tontas, porque hasta para
jugar agregamos peso.
Si he de citar citaré a mis amigos, o a los
estudiantes que de vez en cuando me hacen unas preguntas o me dicen unas frases
dignas de enmarcar…por ejemplo un estudiante me pregunto hace unos días (muy
enojado por cierto) ¿quién decide que eso que es el saber es lo que es el
saber? La pregunta que parece mal formulada, es contundente, muchos
eruditos de esos que se pretenden destructores de la hegemonía del saber
duraron mucho tiempo formulándola y para enunciarla nuevamente, se
remontan a los estudios culturales, a los movimientos sociales, y se citan el
uno al otro y el otro a uno, eso porque citarse así mismo da un poco de
vergüenza…Vale contarles que el estudiante que la hizo está en mi clase
de historia de la ciencia y siempre se le ve como si aún esperara oír
“la campana” para salir corriendo
Otra vez, un estudiante me preguntó, ¿poner
citas no es lo mismo que cortar y pegar? Por supuesto le respondí que no,
“citar es dar el crédito de quien es el autor de esas ideas que pones” me miro
con cara de “si como no” entonces yo agregué, “citar es una forma de chisme
especializado, es decir algo así como “que fulano dijo no sé qué y
que el otro dijo que lo que fulano dijo era cierto o no”…. “Así que no somos
más que unos chismosos”, esto lo concluí para mis adentros, pero yo creo que el
estudiante llegó a la misma conclusión porque dijo de manera concluyente, “si
ve profe que es lo mismo”
A veces me pregunto si cuando se inició esta
tradición de saber que se instala en las aulas, en el mundo de la academia, se
llegó a pensar que algún día se iba a expresar tanta fealdad humana a
través de los juegos de “saber”. Esto aclarando que yo no creo en la súper
estructura creada por seres híper consientes que planifican hasta el último
detalle mecanismos de control de la cual ellos “unos hombres grises” son
libres, no creo, por eso me harta ver y leer todo manifiesto educativo
que plantea al estudiante como un pobre e inocente ser manipulado y dominado,
hacen este planteamiento solo para vender paraísos perdidos educativos que
encontrarán algún día la fórmula para crear “seres críticos”. ¡Seres críticos¡,
por favor, ¿es eso a lo único que aspiran? ¿Críticos de qué? …¿de verdad
esperan que un niño de cuatro años ya sea crítico?
La verdad yo creo que cuando esta forma de trasmitir
el saber se configuró, se hizo por amor al saber, la verdad creo que
cuando se acuñó la idea de un maestro que enseñaba y un “alumno” que aprendía y
se impuso el rigor y la disciplina se modeló una manera válida de hacer crecer
el espíritu humano. No me imagino a Platón cuestionando a Sócrates porque no lo
motivaba lo suficiente; en verdad no me imagino a mí misma, diciéndole a mi
profesora de cálculo, a la que le tenía físico terror, ¿a mí para que me va
servir el cálculo en la vida?...Ya no me acuerdo como se saca una derivada y
una integral, pero a ella, y mis noches sin dormir para poder pasar sus
exámenes sí que no los olvido, no olvido la sensación de triunfo con mis
modestos 7, ni la gloria de mi único 10, ni su cara entregándome la hoja con
ese numerito que normativiza y disciplina.
A mí me ha gustado
ser discípula, cuando encuentro de quien aprender soy feliz, admiro
a mis maestros, a todos los teóricos, los cotidianos, los espirituales. Lo de
los libros, los de las películas, he tenido maestros que me causan terror desde
la primaria hasta la universidad y la maestría, así que no es dulzura y buen trato lo que
espero encontrar en ellos, tampoco quiero encontrar mal trato, pero lo que
espere no importa, un maestro enseña lo que está para enseñar, esto en términos
académicos o vitales y un discípulo (esto utilizando el
término consciente de lo que significa) aprende la lección que tiene que
aprender o que se dispone a aprender. Un ejemplo de ello, es que mi profesora
de primero de primaria me pegaba con una regla porque yo no leía, ¡yo no leía!,
no es que haya aprendido a leer por sus golpes, sobre todo es claro que no es
que me guste leer por sus golpes, sino que me gusta leer y mucho aun que fui
golpeada, es decir yo escogí como persona, que me iba a gustar leer, y tenía
solo 6 años.
Lo otro que me gusta mucho es ser
considerada una maestra, no una docente, no una profesora, por eso todo el
tiempo pienso en la educación y parada desde el ser discípula o desde el ser maestra, concluyo que
es perverso pensar en formulas educativas que se inventan eruditos que no se
ganan la vida enseñando y que terminan creyendo en el demonio de la estructura
y en el estudiante como víctima, y en el docente como un transmisor ciego
de este proceso, el chivo espiratorio, el primer condenable...
No existe el "docente" no existe el "estudiante"
no existe la "estructura" lo que hay son circunstancias, personas,
libertades, caminos y experiencias, todo eso jugándose de la manera más diversa
en la historia de vida de cada quién...
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