DE REGRESO AL ORIGEN : IGUAQUE
I
(EL ORIGEN)
Escrito por: Yuri Magnolia Arias Montenegro (1991)
Es el origen…
A su vez fin, todo - nada, fuerza completa en sí misma,
hábitat, vida; madre, camino, sustento de saber y de vida. Tierra, así la
palabra humana ha bautizado el espacio y el tiempo donde transcurren los
distintos humanos y naturales. Majestuosa expresión de lo creado. Cuánta vida
posees, vida que engendra y origina saber en el compás universal de lo divino.
En el lugar donde los vientos hacen nido en las cumbres de
los cerros y los pájaros entonan cantos y códigos para oídos despiertos. Allá
arriba donde el frío es puro y los señores frailejones guardan el cristalino
néctar del espíritu del agua, allá, está Iguaque, tímidamente reservada,
perenne como el tiempo que la vio nacer.
La palabra mítica dice que de esta hermosa ensoñación
natural emergió Bache, con un pequeño niño de tres años en sus brazos. De las
entrañas de la tierra emerge la naturaleza humana; tierra originadora de
diferentes manifestaciones vitales: tierra, agua, aire, fuego, hombre. Hombre
parido en la tierra y por la tierra, unido a ella por un lazo umbilical que
está conectado a todos los tiempos y todos los espacios.
Estar en la tierra es estar en el universo. Caminar en la
tierra es caminar en el universo
Y la tierra parió hombre hermano de árbol y montaña, de río
y de luna, de agua y sol. Y le dio el cuerpo y una manera de ser, para que
fuera diferente, para que fuera creador. Le dio la palabra para que tuviera
memoria y en su andar no olvidara su origen, le dio instinto y sembró en él, el
amor.
Tierra madre, naturaleza madre, agua madre, Bachue madre,
cuidó a su hijo, pequeña semilla de naturaleza humana, y cuando este fue grande
se unió amorosamente a él esparciendo la semilla de la humana existencia
A la vez de vida les dio saber: saber de palabra, saber de
siembra, saber de tejido, saber construir, saber artístico, saber creativo.
Todos los dioses de la tierra al igual que Bachue originaron
al hombre en sus entrañas, le dieron a la luz de la vida instruyendo sobre el
bien vivir para mantener la armonía natural.
Les dieron los mitos del saber que enseña que hombre y naturaleza, están unidos por un lazo vital que ligan sus destinos, solo manteniendo una armonía con la naturaleza podrá el hombre un ser armonioso.
II
EL OLVIDO
Sin embargo, un extraño olvido encegueció a los hombres que
alejados de la naturaleza no reconocen sus destinos gemelos; de este olvido
nace el dolor de un hombre desnaturalizado, deshumanizado, de una naturaleza
herida en sus expresiones vitales.
La naturaleza no es vista como el origen, sino como una
frontera hostil que es necesario dominar en un intento por poseerla, por
acceder a sus fuerzas.
Este olvido hace pensar que se puede explotar la tierra de
una manera indefinida y en provecho humano sin que esta tienda a enfermar, a
agotarse, enfermando a la vez a la humanidad; pues su capacidad creadora
agoniza con aires contaminados, con aguas machadas, con cielos ennegrecidos y
agrietados de falsos progresos. Porque ¿qué es la idea del progreso lineal,
sino la falsa creencia de que el hombre es más humano en la medida que se aleja
de lo natural y lo destruye?
Una tierra humanizada para un hombre desnaturalizado. Y el
conocimiento originado en la relación umbilical, hombre- tierra, Cesa. La
tierra se silencia, los montes no abren las puertas a sus secretos, las aguas
no permiten ver su conciencia. Los dioses duermen porque no hay ojos que los
vean.
¿ A dónde ira el hombre huérfano de su origen?... origen de
saber y de vida
III
DE REGRESO AL ORIGEN
Pero el hombre, extraviado de su origen aun pertenece a él.
Es en los ojos del hombre donde está la verdad se oculta, aun así, sigue siendo
verdad y brilla con luz cósmica en la conciencia de la tierra, en la presencia
del origen humano y natural.
Este lazo de vida que el extravió del hombre ha convertido
en lazo de muerte, enceguecido por la ambición de obtener aprisa de manera
total y homogénea producción; ese lazo debe ser visto nuevamente.
La tierra enferma dice al hombre que debe detener su loca
carrera, su desmedida ambición.
La tierra, con sus aires contaminados habla de la necesidad
de que el hombre vuelva sus ojos a lo sagrado de lo natural.
Las enfermedades, el odio humano, las guerras, nos muestran la importancia de un cambio de mirada, la necesidad de mirar el origen, el ministerio, lo sagrado a lo vital, lo creativo.
Pasaron muchas lunas, los hombres erguidos sobre el mundo ya
habían crecido, la siembra creció, ya la vida había sido dada, ya el saber
había sido dado; ya había memoria; ya los hombres podían acordarse de que son
hijos de la tierra, que son hijos de los dioses. Que la armonía de la tierra es
la armonía del hombre.
Cuenta la palabra mítica que Bachue y su compañero
retornaron al vientre húmedo de Iguaque, y ante lo creado transformados en
serpientes se sumergieron en el fondo del misterio
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