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 De cuando en cuando me pregunto: ¿Qué les permite creer a los creyentes de cualquier credo? No me es posible la creencia, no me es posible la ilusión calmante de poner mi fe en cualquier ilusión, y no se trata de una mirada positivista de la vida y el mundo; sé que existe lo invisible, sé que existe lo abstracto, el mundo encantado, pero no me es posible creer con esperanza ciega que algún ser, alguna fuerza me va a resolver mi vida o la vida de cualquiera, que algo más allá de mí y este devenir va a recompensar con premios mi "ser bueno". Es inútil clamar a los dioses cualquiera que sea la naturaleza de estos, de si son reales o simplemente inventos que el pobre humano creó en su pánico de vivir sin más sentido que buscar la comida y el techo. Cuando estoy frente a un creyente lo miro con una curiosidad enorme, y solo me pregunto ¿cómo hace para creer? Creo que envidio si envidiara, esa paz que debe dar soltar en manos de otro o de lo otro el resultado final de mis días; pero a la vez, pienso que estoy curada para siempre de toda posible decepción existencial.

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