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En el último giro de la rueda

 Enero 4 de 2024

Por si alguien me ve, por si alguien me escucha

He publicado 7 libros, todos ellos con mi dinero y ninguno ha tenido la resonancia que da el convertirme social y laboralmente en escritora, pero lo soy, una escritora que cuando publica da. Tengo cientos de mis libros en cajas en mi apartamento, y sigo escribiendo, escribiendo poemas y sobre todo reflexiones tan personales, tan mías, que requiero deshacerme de ellas, que están bajo el título: “El último giro de la rueda”. Se suponía, y tal vez algún día lo sea,   este sería  mi último libro.

Uno de mis temas más recurrentes, debo decir, hacía fuera y hacia adentro, es el intento de dar respuesta a la pregunta de por qué publico. Tengo en claro por qué escribo, esto porque en realidad no hay una respuesta que se dé como causa - efecto.  Yo escribo no porque crea que lo haga bien o mal, o porque quiera ser escritora, en realidad cuando adolescente sí que quería ser escritora,  porque escribir me consumía todo el tiempo que no pasaba estudiando, leyendo,   o en  otras actividades a las que tercamente me dedicaba. Escribir es claro, mi manera de ser más pura, mi verdadera voz, mi desdoblarme en alguien que no soy del todo yo. Quien escribe es mi cuerpo de ensueño, mi alma, mi silencio interior, porque la escritura  es mi manera más cercana de guardar silencio. No escribir es  no existir;  está claro entonces por  qué escribo.


¿Para qué publico? Un día le pasé mis escritos a una amiga, ella leyó y creo que me consagró como escritora, porque en ese momento lo que escribía tenía lector, alguien fuera de mí leía eso que yo escribía, especie de diarios, intentos de poemas y textos que luego la profe Flor me explicó se podía denominar prosa poética.

Ser leída  nada tiene que ver con la vanidad, ni siquiera con el deseo de ser conocida, es más asociado con mis concepto de dar y recibir, me doy  y espero que ese dar en mis palabras que aspirar a la impecabilidad o por lo menos al intento de la verdad, esas palabras que dejan de ser mías y por las cuales en realidad  no tengo  por qué  responder, lleguen a otro ser y digan algo y ese algo resuene.

La escritura como yo la concibo está ligada al pensamiento y sobre todo al alma, a lo trascendente,  se desliga del chismorreo cotidiano, intenta la verdad y el cuidado.  Me canso de hablar, siento que al hablar meto mucho la pata, ensucio mucho la palabra, en cambio  escribir no me da esa sensación, prefiero ser leída que escuchada, me gusto más como escritora que como habladora y al escribir, bueno, alguien me puede leer y escucharme con el matiz de la diferenciación entre lo que soy y escribo.

Hay poemas y prosas. Pensé justo ayer, “todo el mundo anda publicando   y diciendo algo, todo el mundo se “expresa”, mucha idiotez y mucha mala voluntad;  yo que soy una escritora,  quiero lectores con quienes dialogar”. Lo de dialogar es un decir, creo que nunca he dialogado con nadie sobre mis textos, salvo con Gino mi amigo y editor, algunas veces con una amiga, de resto, nunca he sabido si consideran lo que he escrito “bueno o malo”, no me interesa dialogar sobre mis escritos, tal vez sobre los sentimientos o ideas que se dicen en lo que escribo sí, por eso  llevo meses pensando en invitar a amigos a hablar sobre “Cosas bellas e inútiles”, crear comunidad de palabra, creo que esta invitación a seguir mi blog es el primer paso… En estas épocas en que entre más fácil es  que todos se “expresen” se hace casi imposible seguir publicando en papel y quiero que el intento de las letras se vaya de mí afuera, así que reactivo este blog, que siempre ha sido solo mío e invito a mis amigos a que lo lean de vez en cuando, que revisen lo que ya hay y que lean lo que surja como   mi último giro de la rueda y que nos charlemos de vez en cuando. 

 



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